Integración Sensorial

Aunque la teoría de la integración sensorial es una especialidad de la Terapia Ocupacional aplicada con notables resultados desde hace varias décadas en centros sanitarios y de rehabilitación de Norteamérica, resulta aún bastante desconocida en España, pese al apreciable interés que ha despertado en los últimos años entre el gremio de profesionales dedicados a la educación y atención de los niños, tales como profesores, pediatras, fisioterapeutas, psicólogos, pedagogos o logopedas, y, por supuesto, entre los padres de los pequeños.

Podemos definir la integración sensorial como la capacidad que posee el sistema nervioso central (S.N.C.) de interpretar y organizar las informaciones captadas por los diversos órganos sensoriales del cuerpo. Dichas informaciones, recibidas por el cerebro, son analizadas y utilizadas para permitirnos entrar en contacto con nuestro ambiente y responder adecuadamente.

La Integración Sensorial es el acto de organizar las sensaciones para su uso. A través de los sentidos obtenemos datos sobre las condiciones físicas de nuestro cuerpo y del medio que nos rodea. Las sensaciones son impulsos de energía que activan las células e inician los procesos neuronales, “son como el alimento del cerebro”. Integración sensorial (I.S.) es también llamada Procesamiento Sensorial (P.S.).
Las sensaciones informan al cerebro de lo que está sintiendo y haciendo el cuerpo, y el cerebro dice al cuerpo lo que tiene que hacer. En otras palabras, el Procesamiento Sensorial es un término que se refiere a la forma en que el sistema nervioso recibe los mensajes y los transforma en respuestas.

“La integración sensorial es el proceso neurológico que organiza la sensación de nuestro propio cuerpo y del ambiente y hace posible el uso del cuerpo en forma efectiva dentro del ambiente” (Dra. Jean Ayres, 1989)

La mayoría de nosotros podemos recibir los mensajes sensoriales y organizarlos sin esfuerzo en respuestas fisiológicas y en un comportamiento “apropiado”.

Es decir que la IS es automática e inconsciente, no pensamos en ella, como ocurre al respirar, o digerir los alimentos. También es innata, ocurre desde antes de nacer, cuando el bebé percibe los movimientos de su mamá en la panza por ejemplo.

Integración Sensorial en el dia a dia del niño:

A lo largo del día, en cada una de las actividades que llevamos a cabo, recibimos millones de estímulos sensoriales, pero muchos de ellos son irrelevantes para nosotros. Para funcionar adecuadamente en las actividades de la vida diaria es necesario que nuestro cerebro inhiba la información que no necesitamos, para poder prestar atención a lo que sí es importante para aprender y funcionar de manera adaptativa. Si este proceso funciona adecuadamente, el niño puede atender a su ambiente, disfrutar de una variedad de experiencias de juego social y sensoriomotor y participar de actividades de la vida diaria tales como recibir ser bañado, vestido o desvestido, comer y dormir con placer y buena disposición.

¿Cuáles son estos estímulos o información sensorial?

Todos nosotros estamos familiarizados con los 5 sentidos: vista, audición, gusto, olfato y tacto, que nos brindan información del ambiente externo. Pero existen otros dos sentidos:vestibular y propioceptivo, que nos dan la percepción de la velocidad del movimiento, de la presión sobre nuestras articulaciones y músculos y de la posición de nuestro cuerpo en el espacio. Junto con el tacto, estos dos sistemas son los responsables de favorecer un correcto desarrollo infantil a través de un sentido del “yo”, brindando seguridad física y emocional, facilitando el desarrollo motor, social, emocional y académico en el niño, sumados al sentido de la visión y audición.

El cerebro debe organizar todas las sensaciones, como un “policía de tránsito”, para que la persona pueda funcionar y comportarse de manera satisfactoria.

 

¿Quién fue la Dra. J. Ayres?

El concepto de integración sensorial (IS) fue acuñado por la doctora Jean Ayres, Terapeuta Ocupacional norteamericana en los años 60, a partir de observaciones realizadas en el tratamiento de niños con problemas en las actividades de la vida diaria, el aprendizaje o la conducta.

Con bases en la neuroanatomía y fisiología, Ayres desarrolló posteriormente la Teoría de IS; la que se ha nutrido del avance de las neurociencias y de otras disciplinas.

 

¿Qué es un disfunción t en integración sensorial?

Si el flujo de sensaciones está desorganizado, las percepciones, el comportamiento y el aprendizaje semejan ser como un “embotellamiento de tráfico”. Como resultado podemos observar respuestas inusuales en la conducta y emociones, dificultades para organizar y planificar los movimientos, impactando así en el desempeño cotidiano y en la participación en las actividades propias de la edad.

En general la disfunción dentro de estos sistemas sensoriales se manifiesta de diversas maneras y puede causar muchas dificultades para llevar a cabo las Actividades de la Vida Diaria (alimentación, vestido, higiene, actividades escolares, sociales, lúdicas y deportivas) y para sostener la participación en los diferentes contextos y entornos (hogar, jardín, escuela, y comunidad).

 

¿Que sucede cuando hay una disfunción en la Integración Sensorial?

Hiper o hipo-respuesta a los estímulos sensoriales. Un niño puede mostrarse hiper o hipo-responsivo a cualquiera de las modalidades sensoriales (táctil, vestibular, propioceptiva, visual, auditiva, etc).

Pobre Coordinación motora. En relación con la interpretación de la información sensorial, como desencadenante de la acción o praxis, pueden observarse problemas de coordinación, déficit en las habilidades motoras gruesas o finas. Algunos niños pueden tener un equilibrio pobre, mientras que otros tienen gran dificultad en aprender a realizar nuevas tareas que requieren coordinación visomotriz, como escribir. Estos signos pueden ser evidentes ya en preescolar, como signos de una integración sensorial deficitaria. En la edad escolar, puede haber problemas en algunas áreas académicas o en el lenguaje, a pesar de una inteligencia dentro de la normalidad.

Pobre organización del comportamiento. Como resultado de las alteraciones anteriores, los niños pueden ser impulsivos o de fácil distracción y mostrar falta de planeamiento al abordar las tareas. Algunos niños tienen dificultad al ajustarse a una nueva situación. Otros pueden reaccionar con frustración, agresividad, huída o rechazo cuando son conscientes del fracaso.

Pobre autoestima. A veces, un niño que experimenta los problemas que acabamos de mencionar no se siente competente como el resto y como resultado desarrolla un comprometido concepto de sí mismo. Un niño con una inteligencia normal con estos problemas puede saber que algunas tareas son más difíciles para él que para otros niños, pero puede no saber por qué esto es así. Este niño puede parecer perezoso, aburrido o desmotivado. Algunos niños pronto encuentran maneras de evitar esas tareas que son duras y embarazosas. Cuando esto ocurre se suele considerar al niño como problemático o testarudo. Cuando un problema es difícil o incomprensible, padres e hijos pueden sentirse, ambos, culpables. La tensión familiar, el pobre concepto de sus capacidades y, en general, el sentimiento de desesperanza prevalecen.

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